Crisis ambiental y compromiso de la universidad con las nuevas generaciones

lunes, 29 de noviembre de 2010

La tierra presenta síntomas que indican que está llegando al límite de su capacidad para sustentar la vida humana. A este fenómeno los ambientalistas lo denominan crisis ambiental, y se evidencia en aspectos como: efecto invernadero y cambio climático, destrucción de la capa de ozono, pérdida de biodiversidad, entre otros.
Sin embargo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA (2002), plantea que “la crisis ambiental es la crisis de un modelo de desarrollo depredador de la naturaleza y de las culturas. La crisis ambiental es una crisis de nuestro tiempo, donde los límites de la racionalidad de la modernidad, se expresan en los desajustes de los procesos de co-evolución entre naturaleza y sociedad. La degradación ecológica acelera la entropía en el planeta como un hecho antrópico y no natural”.
Para Leff E. (2004), la crisis ambiental, es el síntoma de la crisis del conocimiento originada en el modelo de desarrollo basado en la capitalización de la naturaleza y la reducción del ambiente a la razón económica. La problemática ambiental surge como síntoma de una crisis de civilización, cuestionando las bases mismas de la racionalidad económica, los valores de la modernidad y los fundamentos de las ciencias que fueron fraccionando el conocimiento sobre el mundo.
De este modo, la crisis ambiental puede interpretarse como un llamado de la naturaleza a repensar nuestro modelo de desarrollo y a reconocer la necesidad y la conveniencia de generar nuevas vías de progreso que se sustenten en el balance entre racionalidad económica y racionalidad ambiental.
A partir de esta percepción de la crisis ambiental, se postula la necesidad de fundar nuevos modos de producción y estilos de vida sustentados en las condiciones y potencialidades ecológicas de cada región, así como en la diversidad étnica y la capacidad propia de las poblaciones para autogestionar sus recursos naturales y sus procesos productivos.
Corresponde entonces a la Universidad, instaurar un mayor compromiso científico, académico e incluso pedagógico en torno del tema ambiental, de tal manera que propicie en las nuevas generaciones su participación activa en la apertura de las fronteras de las ciencias para construir un conocimiento holístico. Este conocimiento, debe fortalecer la capacidad de comprender las interrelaciones entre los procesos naturales y sociales y muy especialmente debe ser orientador del proceso de reapropiación de la naturaleza. Se requiere posibilitar el abordaje de la relación sociedad naturaleza desde la perspectiva de la complejidad, en contraposición al abordaje simplificador adoptado hasta hoy por la ciencia.
En el mismo sentido se hace inaplazable para la universidad propiciar la generación de conocimientos con enfoques integradores y unificadores de las ciencias y los saberes. Sobre esta base, se debe propiciar la generación de conocimiento de mayor pertinencia en relación con nuestra condición tropical, integrando lo universal del conocimiento con las particularidades de lo local (ambiente, saberes, cultura, etc.).


BIBLIOGRAFIA
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA. 2002. “Manifiesto: Por una Ética para la Sustentabilidad”. Séptima Reunión del Comité Intersesional del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe
Leff E. 2004. Racionalidad ambiental, la reapropiación social de la naturaleza.
Morín E.1994. Introducción al pensamiento complejo

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